El aparcamiento subterráneo bajo la plaza de Alfonso XIII fue objetivo de un atentado terrorista en el año 2002. Dicha explosión produjo daños irreparables condenándolo durante varios años hasta que el Ayuntamiento de Santander decidió ampliarlo y rehabilitarlo.
La condición de centralidad urbana le viene dada por la presencia en su entorno de los edificios más importantes y representativos de la ciudad; la Catedral, el Banco de España, Correos, la Delegación del Gobierno, Delegación de Hacienda, los Jardines de Pereda, el Banco de Santander y el Centro Botín.
Ser un espacio sin carácter era entonces una de sus características más importantes; intenso tráfico rodado, parada de taxis y autobuses, aparcamientos en superficie y una gasolinera. En su zona peatonal convivían el monumento a Velarde, un pabellón-chiringuito y un tiovivo y, entre estos elementos, aparecían los accesos al aparcamiento subterráneo, sus torres de ventilación, una caseta de transformador eléctrico, parterres, etc., que daban a ese espacio privilegiado una condición de absoluto desorden.